Medicina interna

Medicina interna

La especialidad de Medicina Interna se ocupa del diagnóstico y tratamiento de todas las enfermedades que pueden afectar al adulto, siempre y cuando no necesiten ser tratadas quirúrgicamente. Los internistas trabajan en centros hospitalarios o de asistencia médica y su función es atender de forma integrada los problemas de salud de los pacientes en coordinación con otros especialistas.

Al especialista en medicina interna se le conoce con el ‘diagnosticador’, ya que evalúa al paciente como un todo, centrándose en la prevención, detección, tratamiento no quirúrgico y rehabilitación. Esto es lo que diferencia principalmente al médico internista de otras especialidades.

La especialidad de medicina interna engloba un amplio conocimiento de diferentes áreas de la medicina. Esto permite que el médico lleve a cabo una atención integral de cada paciente en edad adulta. Una vez que el médico establezca el diagnóstico, podrá remitir al paciente a otro especialista, como cardiólogo, endocrinólogo, etcétera.

Patologías de la Medicina Interna

En realidad, el especialista de Medicina Interna es como una especie de médico generalista que actúa dentro de los centros médicos, por lo que las enfermedades que puede tratar suelen adscribirse a otras especialidades. La Medicina Interna atienden a pacientes a pacientes críticos derivados de otras especialidades para proporcionarles cuidados paliativos, también pacientes que han sido diagnosticados y tratados, para su seguimiento en corta estancia, pacientes agudos que debutan en su enfermedad y pacientes con enfermedades que no requieren cuidados especializados. Las enfermedades que con mayor frecuencia se presenta en área de Medicina Interna, según diferentes estudios estadísticos, las siguientes:

  • Insuficiencia cardiaca: Se caracteriza porque el corazón no es capaz de bombear correctamente la cantidad de sangre necesaria para cubrir las demandas del organismo.
  • Neumonía: Es una enfermedad infecciosa que afecta a los pulmones causando su inflamación. Cursa con fiebre, dificultad para respirar, dolor torácico, tos y expectoración.
  • Insuficiencia respiratoria: Se define como tal cuando la concentración de oxígeno en la sangre es significativamente inferior a la necesaria o cuando los pulmones tienen dificultad para eliminar el dióxido de carbono. También cuando se producen lesiones en los pulmones por inhalación de humo o gases tóxicos.
  • Angina de pecho: Viene causada por el estrechamiento u obstrucción de la luz de una arteria principal, obstaculizando la normal circulación de la sangre. Los síntomas iniciales son dolor torácico y sensación de ahogo.
  • Neoplasias malignas: Los médicos internistas se ocupan de los cuidados paliativos de enfermos con cáncer que ya no responden a ningún tratamiento, ofreciéndoles la mejor calidad de vida posible.
  • Insuficiencia renal: Viene determinada por la incapacidad de los riñones para filtrar las toxinas u otras sustancias de desecho producidas por el organismo, reduciéndose la circulación sanguínea en los riñones. Puede ser aguda o crónica.
  • Ictus o infarto cerebral: Puede tratarse de la obstrucción de un vaso sanguíneo o por la rotura de un vaso que causa una hemorragia. En cualquiera de los casos, al no llegar el oxígeno a una determinada zona del cerebro, éste queda dañado de forma irreparable. Dependiendo de la extensión de la zona afectada puede tener mayor o menor gravedad.
  • Fibrilación auricular: Es el tipo de arritmia cardiaca más frecuente y se caracteriza por un aumento o disminución de la frecuencia cardiaca o bien por un ritmo cardiaco desacompasado e irregular.
  • Pancreatitis: Supone la inflamación del páncreas y puede ser una enfermedad aguda o crónica. El principal síntoma es un intenso dolor abdominal, acompañado de náuseas y vómitos. En la mayoría de los casos está causada por el consumo de alcohol o por la presencia de piedras en la vesícula (litiasis biliar).
  • Hemorragia digestiva (melenas): Cuando, por cualquier causa, se produce una hemorragia en cualquier parte del aparato digestivo, las deposiciones son negras, viscosas y malolientes debido a la presencia de la sangre degradada. Es importante determinar la causa.
  • Cirrosis hepática: Es una enfermedad del hígado en la que se destruyen los tejidos y vasos sanguíneos del mismo. Suele ser el resultado final de un daño hepático (por ejemplo, el originado por una hepatitis C o el alcoholismo). Puede causar un cáncer de hígado.
  • Ganglión: Son quistes con líquido sinovial que se forman en las articulaciones, sobresaliendo por encima de tendones y ligamentos.

Pruebas diagnósticas de la Medicina Interna.

La Medicina Interna se vale para el diagnóstico de enfermedades de todos los recursos técnicos y pruebas de laboratorio utilizados por el resto de especialidades:

  • Analíticas de sangre y orina. Pueden ser muy variadas y con muy diferentes objetivos, dependiendo de la sospecha diagnóstica que inducen los síntomas del paciente: hemograma, determinación de la ferritina, medición de la creatinina, evaluación de la lipasa, etc.
  • Gasometría arterial. Es una valoración objetiva de la función respiratoria que se realiza mediante la extracción de una muestra de sangre de una arteria para medir el pH, las presiones arteriales de oxígeno y dióxido de carbono y la concentración de bicarbonato.
  • Ecocardiografía. Mediante ultrasonidos se obtienen imágenes del corazón para determinar su forma, tamaño y fuerza. Normalmente se obtienen imágenes bidimensionales, aunque recientemente se realizan también en 3D. Puede combinarse con otras técnicas, como el Doppler.
  • Fibrobroncoscopia. Es una endoscopia que se realiza con anestesia local y que permite observar el interior de la tráquea y los bronquios. Me diante esta técnica de diagnóstico también se puede obtener una muestra de tejido (biopsia) para su análisis.
  • Perfil tiroideo. Consiste en una analítica con la que se determinan las concentraciones de las hormonas tiroideas, concretamente TSH, T4 y T3.
  • Espirometría forzada. Se utiliza para el diagnóstico de enfermedades pulmonares en las que es necesario evaluar la función respiratoria del paciente. Se realiza con un espirómetro, haciendo que el paciente sople a través de una boquilla.
  • Punción lumbar. Se introduce una aguja entre dos vértebras para obtener una muestra del líquido cefalorraquídeo que envuelve la médula espinal para su posterior análisis. Se utiliza, por ejemplo, en el diagnóstico de la meningitis.

Tratamiento

Las enfermedades tratadas en Medicina Interna no suelen requerir procedimientos quirúrgicos para su tratamiento, si bien en ocasiones puede estar indicado algún tipo de intervención, en cuyo caso lo realiza otro especialista. Los tratamientos más frecuentes de esta especialidad médica se basan en el uso de medicamentos:

  • Antibióticos. Muchas de las enfermedades que trata el internista son de origen bacteriano, por lo que el uso de antibióticos específicos para cada tipo de bacteria es habitual en esta especialidad. Pueden administrarse por vía oral o endovenosa.
  • Antifúngicos. Están indicados para el tratamiento de infecciones causadas por hongos, sean estas localizadas o sistémicas. Pueden ser relativamente frecuentes, por ejemplo, en pacientes tratados con quimioterapia.
  • Antivirales. Se utilizan cuando el agente patógeno es un virus, como es el caso del VIH, el VPH, etc.
  • Rehabilitación respiradora. Es necesaria en pacientes que presentan algún grado de insuficiencia respiratoria y puede incluir el entrenamiento de los músculos que intervienen en la respiración y de brazos y piernas.
  • Oxigenoterapia. Algunos pacientes necesitan la administración de oxígeno durante su estancia en el hospital para mejorar la función respiratoria.
  • Resucitación cardio-pulmonar. Es una maniobra de emergencia (respiración boca a boca y masaje cardiaco que se realiza ante un paro cardiorrespiratorio.
  • Antiagregantes plaquetarios. Permiten prevenir accidentes isquémicos en pacientes que ya han sufrido alguno o presentan patologías de riesgo. Se aumenta el volumen de los labios para corregir problemas de simetría o para variar la forma de los mismos.
  • Adrenalina o Epinefrina. Este medicamento está indicado en el tratamiento de urgencia ante un paciente con un shock anafiláctico o séptico.
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