
Más de 350 profesionales se enfrentaron al espejo del acoso laboral y sexual en una capacitación gratuita en Bogotá. Lo que parecía una jornada informativa, se convirtió en una experiencia emocional, legal y pedagógica que dejó una certeza: el silencio ya no es una opción.
En Colombia, 8 de cada 10 personas han presenciado o vivido alguna forma de acoso laboral o sexual, pero menos del 30 % se atreve a denunciarlo. Las razones son muchas: miedo a represalias, desconocimiento de las rutas, o algo más profundo: la normalización del abuso como parte del trabajo.
Este fue el punto de partida de la jornada “Erradicación del Acoso Laboral y Sexual en Entornos Laborales Saludables”, realizada el pasado 11 de junio en Bogotá, organizada por Proteger IPS en alianza con el Grupo ACIMUT. Más de 350 personas, entre asistentes presenciales y virtuales, participaron en un espacio que no solo entregó herramientas legales, sino que permitió reconocer la violencia en sus formas más cotidianas y silenciosas.
Desde Villavicencio hasta Bogotá
Parte del equipo de Proteger IPS, junto con aliados de Trujillo Sterling Abogados, se trasladó desde Villavicencio hasta la ciudad de Bogotá con un objetivo claro: desarrollar una capacitación presencial e híbrida que marcara un precedente en la prevención del acoso laboral y sexual en Colombia.
El equipo, conformado por profesionales en comunicación, técnicos de transmisión, personal de logística, especialistas jurídicos y representantes institucionales, no solo viajó para brindar apoyo técnico, sino para liderar la jornada con un enfoque humano, legal y pedagógico. Su presencia permitió que la experiencia se viviera de forma simultánea tanto en el Hotel Lancaster House como en la plataforma virtual habilitada para participantes de todo el país.
La capacitación no solo dejó cifras, conceptos y herramientas: también dejó emociones y testimonios. En el siguiente video se recogen algunos de los momentos clave de la jornada: la llegada de los asistentes, las expectativas frente al evento.
Más de 350 personas, entre asistentes presenciales y virtuales. Un evento que reunió a profesionales de talento humano, líderes de bienestar, psicólogos, asesores jurídicos, empresarios y trabajadores que decidieron formarse para transformar sus entornos laborales.
No todo grita: a veces el acoso susurra
El encargado de conducir esta jornada fue el Dr. Edwin Rodríguez Gómez, abogado y especialista en salud ocupacional, con una trayectoria marcada por la defensa de entornos laborales seguros. Desde el primer bloque, dejó claro que el acoso no siempre se manifiesta con gritos o agresiones físicas: a veces, basta una mirada invasiva, un comentario repetitivo o una broma disfrazada de cultura organizacional.
“Lo que más les impactó a los asistentes fue descubrir que muchas situaciones que habían vivido o visto eran acoso, pero no sabían nombrarlo. Y lo que no se nombra, no se transforma”, explicó uno de los organizadores.
En ese sentido, el acoso sexual fue desmitificado. “No depende de la intención del emisor, sino de la percepción del receptor”, enfatizó Rodríguez, una frase que marcó un antes y un después en la sala. Las personas comprendieron que no se trata de exageración, sino de contexto, poder y consentimiento.
Uno de los conceptos más potentes que dejó la jornada fue la idea de que el acoso es transversal. Así lo explicó el Dr. Edwin Rodríguez Gómez durante su intervención: este no es un fenómeno exclusivo de un género, de un nivel jerárquico o de un tipo de empresa. Puede suceder en cualquier entorno, afectar a cualquier persona y presentarse de múltiples formas, desde lo sutil hasta lo evidente.
Además, se remarcó la necesidad de que los protocolos institucionales no estén diseñados solo para cumplir una norma, sino para proteger realmente a quienes se ven afectados, sin importar su rol o contexto.
Lo que antes se normalizaba, hoy se reconoce como violencia
“Yo no sabía que eso era acoso”, “Me impactó saber que hay una ley nueva que obliga a las empresas a actuar”, “Ahora sé cómo abordarlo sin revictimizar”: estas son solo algunas de los testimonios que los asistentes comparten qué aprendieron durante la jornada.
Una de las reflexiones más repetidas fue el descubrimiento de nuevas formas de violencia que muchas veces pasan desapercibidas en el entorno laboral. Comentarios aparentemente inofensivos, controles excesivos, silencios impuestos, vigilancia sin justificación o ignorar denuncias son ahora reconocidos por lo que son: manifestaciones de acoso.
El silencio es cómplice: ¿por qué no denunciamos?
Durante la jornada también se abordó el fenómeno del silencio institucional. “Muchas personas no denuncian porque temen perder su empleo, ser revictimizadas o simplemente porque no confían en los canales internos”, dijo el conferencista.
Una de las participantes lo resumió así: “En mi empresa no se habla de estos temas. No se menciona la palabra ‘sexualidad’. Es como si no existiera. Pero sí existe. Y duele”.
Ese silencio fue puesto en evidencia incluso desde la inteligencia artificial. El capacitador, Dr. Edwin Rodríguez Gómez, abrió un ejercicio en vivo con un ejemplo potente: le pidió a la inteligencia artificial hablar sobre sexualidad y esta evitó hacerlo. Ese silencio, explicó, no es casual. Refleja el tabú, la censura y el temor que aún existen para tratar estos temas en muchos entornos, incluidos los laborales. “Si la IA evita hablar de sexualidad, imaginen cuánto más callamos nosotros en nuestras empresas”, reflexionó.
Del derecho a la emoción
A lo largo de la jornada se exploraron los alcances de la Ley 2365 de 2024, que obliga a las empresas a implementar protocolos claros contra el acoso, habilitar canales confidenciales, proteger a las víctimas y reportar los casos al SIVIGE (Sistema Integrado de Violencias de Género). Una norma robusta, pero aún desconocida por muchas instituciones, como lo reconocieron los propios asistentes, en su mayoría profesionales de talento humano, salud ocupacional y gestión administrativa.
Para humanizar el aprendizaje, el Dr. Rodríguez recurrió a un método inesperado: un violentómetro construido con fichas de Lego, que permitía clasificar casos según su gravedad, desde lo leve hasta lo extremo.
La estructura comenzaba en color verde, representando actos menos graves pero igualmente dañinos si se repiten o se normalizan, y avanzaba hasta llegar al color negro, que simbolizaba las formas más extremas e intolerables de violencia.
Además, incorporó figuras que representaban emociones como miedo, furia o tristeza, que ayudaron a los grupos a identificar y verbalizar lo que las situaciones planteadas les generaban.
Cada mesa de trabajo debatió un caso real, lo analizó con base en las herramientas dadas durante la jornada, y lo posicionó dentro de la escala del violentómetro. Así, se generó una reflexión colectiva que no solo movilizó saberes legales, sino también emociones.
Las mesas no solo resolvieron los casos, también expusieron en voz alta sus conclusiones, apoyándose en muñecos que representaban emociones clave en los entornos laborales, con la ayuda de los demás asistentes.
Esta actividad permitió poner en práctica las herramientas entregadas durante la jornada y conectarlas con las experiencias reales del día a día.
Pactar para prevenir: el acoso también es digital
Otro punto clave de la capacitación fue el ciberacoso y la corresponsabilidad en espacios virtuales. En uno de los ejemplos, se expuso el caso de un trabajador que, en modalidad remota, se trasladó a una finca para trabajar y terminó lesionado por no estar en un entorno seguro. La pregunta fue directa: ¿quién responde?
Esto llevó al experto a hablar de la importancia de pactar claramente las condiciones laborales, incluso en entornos digitales o híbridos. El acoso, como se explicó, no conoce límites físicos, y puede aparecer en correos, chats, reuniones virtuales o redes sociales laborales.
Documentar para prevenir: el consejo que puede cambiarlo todo
Uno de los consejos más insistentes del Dr. Edwin Rodríguez durante la jornada fue simple pero potente: documentar siempre. “Cuando se trata de acoso laboral o sexual, no basta con sentirlo: hay que dejar registro. Solo lo documentado puede sostener una denuncia, activar un protocolo o detener una cadena de abuso”, explicó.
Además de documentar, el experto recomendó a las empresas pactar claramente los espacios y condiciones de trabajo, especialmente en modalidades remotas. “El acoso también es digital. Puede llegar por un chat, un mensaje en horario no laboral o un comentario inapropiado durante una videollamada”, advirtió.
Estas recomendaciones se sumaron a la necesidad de estar al día con las actualizaciones del RIT (Reglamento Interno de Trabajo), una herramienta legal clave que, según el experto, muchas empresas aún no revisan ni ajustan con la frecuencia necesaria. “El RIT no puede ser un archivo olvidado. Debe ser un documento vivo, adaptado a la realidad actual y conocido por todos los colaboradores”, concluyó.
Durante la capacitación, uno de los temas que más preguntas generó fue el de las grabaciones como medida preventiva frente a situaciones de acoso. Frente a esto, el Dr. Edwin Rodríguez Gómez fue categórico: ninguna conversación debe grabarse sin el consentimiento informado de quienes participan en ella.
“Una grabación sin consentimiento puede volverse en su contra y violar derechos fundamentales como la intimidad o la protección de datos”, advirtió. En cambio, recomendó que las empresas incluyan dentro de sus protocolos internos y reglamentos laborales la posibilidad de registrar ciertas comunicaciones, siempre y cuando las personas estén debidamente informadas y hayan aceptado de manera expresa.
Este tipo de prácticas, cuando se hacen de forma legal y ética, pueden convertirse en mecanismos de protección tanto para los denunciantes como para las organizaciones, siempre dentro de un marco de respeto y responsabilidad.
Más que inclusión: reconocimiento y acción
Otro aprendizaje clave fue que la inclusión laboral no se limita a la comunidad LGBTIQ+, como erróneamente se cree. También implica proteger a personas con discapacidad, víctimas del conflicto armado, personas afrodescendientes, indígenas, adultos mayores y otras poblaciones históricamente vulneradas.
“Las políticas no pueden ser decorativas. Deben tener enfoque diferencial, emocional y legal”, reiteró Rodríguez, quien ha asesorado a organizaciones nacionales e internacionales en igualdad de género y derechos laborales.
Proteger IPS: cuando la responsabilidad social se convierte en transformación
Aunque la Resolución 652 de 2012 establece que los encargados de socializar y capacitar sobre riesgos psicosociales y entornos laborales saludables son los entes gubernamentales, Proteger IPS ha asumido esta tarea como parte de su compromiso con la responsabilidad social empresarial.
Más allá de su papel como prestadora de servicios en salud ocupacional, Proteger IPS ha impulsado un ciclo de capacitaciones gratuitas durante todo el año 2025, abiertas a cualquier persona interesada, sean o no clientes. “Lo hacemos porque creemos en la transformación a través del conocimiento. Esta es nuestra forma de aportar a una cultura laboral más justa”, explicaron los organizadores.
Este enfoque ha sido bien recibido por los participantes. Muchas personas asistentes, incluso quienes ya son clientes de la institución, agradecieron los espacios por ser gratuitos, aplicables y diseñados con un enfoque humano. “No es común que una IPS se preocupe por educar de forma abierta y masiva. Esto es algo que se aplaude”, comentó una profesional de recursos humanos tras recibir su certificado.
El modelo híbrido (presencial y virtual) de las capacitaciones, además, permite llegar a una audiencia mucho más amplia, garantizando que el conocimiento se democratice y llegue incluso a zonas con menos acceso a este tipo de formación.
Una comunidad que se forma, se conecta y quiere volver
Durante y después de la jornada, los testimonios no se hicieron esperar. En redes sociales y en los espacios de socialización, muchos asistentes expresaron su interés en continuar el ciclo de formación ofrecido por Proteger IPS. Algunos compartieron sus aprendizajes a través de videos cortos; otros agradecieron públicamente por la oportunidad de capacitarse de forma gratuita, en espacios donde se sentían escuchados, orientados y protegidos.
“Yo ya estuve en esta capacitación y sin duda voy a estar en la próxima”, se escucha decir a una mujer en uno de los clips publicados en redes. “Ojalá más empresas hicieran esto. Esto sí es prevenir desde el conocimiento”, comenta otro asistente en cámara.
Y es que la jornada del 11 de junio fue solo una parte de un plan formativo anual diseñado por Proteger IPS. La próxima cita será el 23 de julio, con una capacitación centrada en la Auditoría al Plan Estratégico de Seguridad Vial (PESV), un tema clave para empresas que buscan cumplir con normativas y evitar riesgos en su operación diaria.
Este ciclo no solo educa: genera comunidad. Una red de profesionales, líderes y trabajadores que no solo aprenden sobre sus derechos, sino que se comprometen a replicarlos en sus entornos. Y eso —en un país con altos índices de acoso normalizado— ya es una forma de resistencia.
Fuente: Proteger IPS
Realizado por: Leidy Lisbeth Pascuaza Barco
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