Fiebre Amarilla

La fiebre amarilla está causada por un flavivirus y la transmiten los mosquitos.
La fiebre amarilla es una de las infecciones virales más fáciles de reconocer y con mayor importancia histórica, pues en el pasado se produjeron grandes epidemias de fiebre amarilla que causaron decenas de miles de muertos. Antaño, la enfermedad era frecuente en las zonas templadas y tropicales de todo el planeta, pero hoy solo ocurre en las áreas tropicales de África Central y de América Central y del Sur. La infección es más común durante los meses cálidos, húmedos y lluviosos en América del sur y durante los finales de las estaciones lluviosas y los inicios de las estaciones secas en África.
Síntomas de la Fiebre Amarilla
Algunas personas infectadas no presentan síntomas. Otras sufren síntomas leves, y en algunas la enfermedad adquiere un carácter grave, potencialmente mortal.
Los síntomas suelen aparecer de 3 a 6 días después de sufrir la picadura de un mosquito infectado. Los primeros síntomas son cefalea, mareos, dolores musculares, escalofríos y fiebre leve, que comienzan de repente. También son frecuentes las náuseas, los vómitos, el estreñimiento, la fatiga extrema y la irritabilidad. La cara está enrojecida.
Todos estos síntomas desaparecen al cabo de unos días. Algunas personas se recuperan, pero otras desarrollan fiebre alta, náuseas, vómitos y dolor generalizado y grave en pocas horas o días después de la remisión de los síntomas iniciales. La piel adquiere una coloración amarilla (ictericia), debido a la infección del hígado. A menudo hay hemorragia por la nariz, la boca y el tracto gastrointestinal. Las personas afectadas pueden vomitar sangre. También pueden sentir confusión y apatía, y algunas presentan una presión arterial muy baja (choque). La infección grave causa convulsiones, disfunción de varios órganos y coma. Hasta el 50% de las personas con hemorragia grave y fiebre mueren.
¿Cómo puede prevenirse?
- Si vivimos o vamos a viajar a una zona de riesgo debemos estar vacunados. La vacuna es segura y efectiva, y se puede colocar a partir del año de vida junto al resto de las vacunas. Para personas mayores de 60 años debe evaluarse la necesidad real según exposición a área de riesgo. La protección de la vacuna comienza 10 días después de la aplicación.
- Si no estamos vacunados, o si nos colocamos la vacuna hace menos de 10 días y debemos viajar a una zona de riesgo, debemos evitar picaduras de mosquito colocándonos repelentes, ropas claras y de mangas largas y pantalones largos.
- Tratemos de no permanecer en espacios abiertos durante las horas donde hay más mosquitos: desde el atardecer hasta entrada la noche.
- También hay que usar repelente en abundancia y renovar la aplicación según el tipo y concentración del mismo utilizado, especialmente si se estuvo en contacto con agua o si se transpiró en abundancia.
- Evite la reproducción de los mosquitos, vaciando todos los envases que acumulan agua.
- Los monos también se enferman de fiebre amarilla, y a veces son los primeros en enfermarse. Por eso si vemos monos muertos o enfermos, debemos informar al Centro de Salud.
La vacuna no se administra a:
- Mujeres embarazadas
- Bebés de menos de 6 meses de edad
- Personas con un sistema inmunitario debilitado (como los enfermos de sida)
Tratamiento
- Tratamiento sintomático
No existe un tratamiento específico para la infección.